#1Dom Ene 08, 2012 2:13 pm
Ludwika Kazen
Nombre: Kazan Idile Ludwika
Clan: Kazan
Naturaleza de Chakra: Yputon - Katon y Dotton
Edad: 23 años.
Sexo: Femenino
Profesión: Músico
Nvl De Rango: 15
Descripción física: Extremadamente alta en comparación con el resto de las chicas, mide 1.71 y pese a esto acostumbra llevar botas de tacón alto. Su tez es clara, más bien pálida con un tono grisáceo, por lo que su apariencia en general suele ser estilo monocromo. Su cabello es negro azabache y espeso, pero suele cambiar constantemente el largo de este; la gente comentaba que crecía bastante deprisa, porque la chica lo dejaba crecer hasta la cadera y luego lo rebajaba hasta el cuello. Sus ojos son amielados, aunque suelen tener un brillo rojizo. Le agrada vestir de forma sencilla, es amante del negro y siempre lo convina cuando llega a usar algún color, en especial el rojo, el rosa y el azul.
Descripción psicológica: Ludwika es una mujer de caracter dificil, pues carece de tolerancia hacia las personas en varios aspectos, desde que era niña y las personas no podían pronunciar su nombre. Pese a su apatía y sarcasmo, suele ser bastante apasionada en sus relaciones y se aferra a sus amigos como un naufrago en tierra. Considera que la traición de un amigo es de esperarse en algún momento de la vida, y que no debe perdonarse a una persona cobarde que llegase a dejar atrás a un compañero; es una mujer bastante coqueta, debido a que le divierten las reacciones de los hombres, aun así, jamás busca una relación porque no se fía de ningún hombre. Si se le hace enojar, aun si es un amigo, puede resultar bastante agresiva. No tiene problemas en soltar palabras fuertes, pero intenta controlarlo a veces.
Gustos: Le agrada leer cuando está sola y gastar bromas cuando está en compañía de alguien. Tiene fascinación por la ropa ajustada y sobre todo el cuero negro; constantemente tiñe parte de su cabello o le hace retoques, y le gusta que la gente le haga comentarios por esto. Es debil ante los dulces y le encanta cantar en todas partes.
Desagrados: Le desagrada que la gente diga que su nombre es raro, o le resulte muy dificil pronunciarlo. No soporta los mariscos de ninguna manera y detesta los colores chillones como el verde brillante, amarillo canario o cualquier fosforecente.
Historia:
Datos anexos: Viaja con una maleta de ropa a todos lados, haciendola y deshaciendola a cada lugar que va, tirando o regalando ropa que ya no le queda o no le gusta, y consiguiendo nueva.
Conserva hasta la fecha la armónica de su padre, pero solo suele tocarla cuando está deprimida.
Adora a los gatos y ha pensado en acoger uno, pero debido a que viaja constantemente, sabe que ningún gato la acompañaría, usando siempre la frase "Los perros se encariñan al amo, los gatos al hogar".
Le entristece haber dejado a la única familia que la amó como tal.
Clan: Kazan
Naturaleza de Chakra: Yputon - Katon y Dotton
Edad: 23 años.
Sexo: Femenino
Profesión: Músico
Nvl De Rango: 15
Descripción física: Extremadamente alta en comparación con el resto de las chicas, mide 1.71 y pese a esto acostumbra llevar botas de tacón alto. Su tez es clara, más bien pálida con un tono grisáceo, por lo que su apariencia en general suele ser estilo monocromo. Su cabello es negro azabache y espeso, pero suele cambiar constantemente el largo de este; la gente comentaba que crecía bastante deprisa, porque la chica lo dejaba crecer hasta la cadera y luego lo rebajaba hasta el cuello. Sus ojos son amielados, aunque suelen tener un brillo rojizo. Le agrada vestir de forma sencilla, es amante del negro y siempre lo convina cuando llega a usar algún color, en especial el rojo, el rosa y el azul.
- Spoiler:
Descripción psicológica: Ludwika es una mujer de caracter dificil, pues carece de tolerancia hacia las personas en varios aspectos, desde que era niña y las personas no podían pronunciar su nombre. Pese a su apatía y sarcasmo, suele ser bastante apasionada en sus relaciones y se aferra a sus amigos como un naufrago en tierra. Considera que la traición de un amigo es de esperarse en algún momento de la vida, y que no debe perdonarse a una persona cobarde que llegase a dejar atrás a un compañero; es una mujer bastante coqueta, debido a que le divierten las reacciones de los hombres, aun así, jamás busca una relación porque no se fía de ningún hombre. Si se le hace enojar, aun si es un amigo, puede resultar bastante agresiva. No tiene problemas en soltar palabras fuertes, pero intenta controlarlo a veces.
Gustos: Le agrada leer cuando está sola y gastar bromas cuando está en compañía de alguien. Tiene fascinación por la ropa ajustada y sobre todo el cuero negro; constantemente tiñe parte de su cabello o le hace retoques, y le gusta que la gente le haga comentarios por esto. Es debil ante los dulces y le encanta cantar en todas partes.
Desagrados: Le desagrada que la gente diga que su nombre es raro, o le resulte muy dificil pronunciarlo. No soporta los mariscos de ninguna manera y detesta los colores chillones como el verde brillante, amarillo canario o cualquier fosforecente.
Historia:
- Spoiler:
- Cuando Ludwika nació fue rapidamente entrenada por su madre, que era de una personalidad tan explosiva y fuerte como la de ella, junto con otros instructores en el clan, pero el pequeño barrio donde vivían fue atacado por unas pandillas de ninjas extranjeros que se habían aliado para saquear. Incendiaron las casas tras marcharse, y aunque estas eran bastante modernas y resistentes, no fueron competencia contra el extraño fuego que no se dejaba apagar por el fuego. A los 8 años la pequeña perdió a su madre y los supervivientes de su clan que vivían con ella se marcharon sin dejar pista.
Furiosa por la cobardía de sus familiares, tomó sus cosas y se marchó a otra zona de Kiri, donde había más bandidos peligrosos y constantemente disputas entre niños de su edad. Resentía la forma en que todos los seres humanos actuaban a su alrededor, tal como antes había visto actuar a los de su clan. Vivía en un edificio abandonado donde abundaban las ratas y los demás niños peleaban por un trozo de comida; pese a que solía defenderse muy bien en tales condiciones, supuso que podría buscar la forma de salir de ahí y buscar un sitio decente.
A los 10 años conoció a una pareja de ancianos que acababan de perder a su hijo y a sus dos nietos, al parecer les había sucedido algo similar a lo que la joven había vivido. Ellos le dieron asilo en su hogar, una humilde casa pero con un enorme terreno donde podían cosechar y sembrar. Ludwika pasó 7 años en aquella granja forjando su cuerpo con trabajos pesados, pero jamás se quejó ni tampoco habló de su madre y su familia. Cerca de sus 18 años le explicó a su abuelo adoptivo que deseaba aprender música, pues al cantar era la única forma de aliviar el dolor y el recuerdo de un pasado tan cruel.
Su abuelo, que no conocía de música, le explicó que unos kilómetros más al norte del pueblo, había un viejo excéntrico que era experto en música, pues tocaba el violín, la flauta, la armónica y el Celo. Le advirtieron que aquel profesor estaba loco, pues creía que la música y las artes ninjas podían convinarse de manera practica, sin contar que se la pasaba casi todo el día tocando en su viejo violín o una deprimente melodía con la armónica. Al visitarlo, entendió porque todos pensaban que estaba loco, pues tenía instrumentos hasta en las paredes y el piso estaba tapizado de notas musicales. Hasta ese momento Ludwika siempre vestía practicamente como un hombre, y de alguna manera eso no le había molestado por el poco interés que tenía hacia los muchachos.
El viejo (que no era tan viejo), estaba deshilachado, el cabello canoso estaba despeinado y su mirada triste parecía encajar a la perfección con su música, dandole un aspecto lastimero y terriblemente conmovedor. El hombre, al mirarla, abrió los ojos como platos y dio un respingo, como si hubiese visto un fantasma. "¡Yuuri, Yuuri! ¿Cómo has vuelto, Yuuri? Yo tan viejo y decrepito, tu tan joven y hermosa. Yuuri, has consumido la juventud y frescura que a mi los años me han quitado. ¡Mira! Todas las canciones que he compuesto para ti, hermosa mía". Desconcertada y asustada, la joven solo podía restroceder a un rincón, pisando aquellos papeles cargados de emociones solitarias.
Yuuri. Más especificamente, Kazen Yuuri, aquella tierna y bella mujer de facciones amables y el cabello oscuro, sin embargo, su piel era cremosa y rosada, mientras la suya era palida, más bien parecida a...
Increible e imposible. Miró detenidamente a aquel hombre, uno que jamás había visto, mientras él hacía lo mismo con su figura, desilusionando la fantasía que venía acogiendo desde hacia 17 años. Sus miradas finalmente se cruzaron y no se necesitó demasiado para saber la relación que ambos tenían. Ella, sin embargo, no estaba dispuesta a admitirlo así de facil, así que serenó su rostro y le pidió con amabilidad que fuese su tutor en el arte de la música. Esperaba una reacción negativa de su padre, pero este de alguna manera tenía su seriedad y discreción. Ambos pasaron los siguientes años componiendo y afinando aquel talento de familia.
No tardó mucho en terminar aquella unica familia que tenía, cuando a su padre, Dima, le dio un ataque al corazón. No había aprendido gran cosa sobre el arte ninja, pues su pasión desde hacia años había sido la música. Aun si su voz era su mejor instrumento, al dejar la granja de sus abuelos y viajar decidió llevarse la armónica de su padre, junto con su aroma y los recuerdos de su música.
Datos anexos: Viaja con una maleta de ropa a todos lados, haciendola y deshaciendola a cada lugar que va, tirando o regalando ropa que ya no le queda o no le gusta, y consiguiendo nueva.
Conserva hasta la fecha la armónica de su padre, pero solo suele tocarla cuando está deprimida.
Adora a los gatos y ha pensado en acoger uno, pero debido a que viaja constantemente, sabe que ningún gato la acompañaría, usando siempre la frase "Los perros se encariñan al amo, los gatos al hogar".
Le entristece haber dejado a la única familia que la amó como tal.