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#1Miér Dic 21, 2011 11:21 pm
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Un momento de relax...[Libre]El vapor, y la humedad se mezclaban dejando un haz gris sobre el piso de piedra fina, que costeaba cada una de las piletas, llenas de aguas termales, saludables, sanas, puras, y que científicamente, servían como un método seguro de rehabilitación. O a veces, funcionaban como unos minutos, u horas de placer, y/o recreación.
Unas piernas traspasaban con autoridad ese vapor, dirigiéndose con un pase en mano para los cambiadores, a uno de ellos, para lograr ponerse cómoda, y disfrutar de esas pequeñas y naturales termas.
Dentro del vestidor había gran cantidad de toallas blancas, y un par de salidas de baño. Dejó caer su ropa, alzándola luego, y dejándola doblada delicadamente sobre uno de los asientos de madera. Miró las toallas con desgano, sinceramente, no necesitaba hacer uso de ellas... Había visto bien que afuera no había ninguna persona, estaba vacío y tranquilo, además el vapor, quitaba un poco de visión. Baños mixtos, eran siempre su elección, y preferencia.
Abrió la puerta, al mejor estilo decorativo japonés, y dio unos altivos pasos hacia adelante. Se detuvo en la orilla de una de las piletas, la tolla blanca y suave que llevaba aun doblada en una mano, la dejo caer a su lado, provocando que se arrugara.
Se sentó, introduciendo sus piernas hasta las rodillas. Una sensación de placer, y relajación recorrió su espina, haciendo que su blanca piel se estremeciera. Sonrió, seductoramente, era una costumbre, y dándose un pequeño empujón, se metió completamente a las tibias termas. Miró de reojo buscando la toalla, sabía que la iba a necesitar. La arrolló, y la colocó en el borde, dejándola fija, para apoyar su cabeza.
Cerró sus ojos, mientras abría y cerraba los puños tratando de relajar las manos, a causa del entrenamiento de ese día.
Unas piernas traspasaban con autoridad ese vapor, dirigiéndose con un pase en mano para los cambiadores, a uno de ellos, para lograr ponerse cómoda, y disfrutar de esas pequeñas y naturales termas.
Dentro del vestidor había gran cantidad de toallas blancas, y un par de salidas de baño. Dejó caer su ropa, alzándola luego, y dejándola doblada delicadamente sobre uno de los asientos de madera. Miró las toallas con desgano, sinceramente, no necesitaba hacer uso de ellas... Había visto bien que afuera no había ninguna persona, estaba vacío y tranquilo, además el vapor, quitaba un poco de visión. Baños mixtos, eran siempre su elección, y preferencia.
Abrió la puerta, al mejor estilo decorativo japonés, y dio unos altivos pasos hacia adelante. Se detuvo en la orilla de una de las piletas, la tolla blanca y suave que llevaba aun doblada en una mano, la dejo caer a su lado, provocando que se arrugara.
Se sentó, introduciendo sus piernas hasta las rodillas. Una sensación de placer, y relajación recorrió su espina, haciendo que su blanca piel se estremeciera. Sonrió, seductoramente, era una costumbre, y dándose un pequeño empujón, se metió completamente a las tibias termas. Miró de reojo buscando la toalla, sabía que la iba a necesitar. La arrolló, y la colocó en el borde, dejándola fija, para apoyar su cabeza.
Cerró sus ojos, mientras abría y cerraba los puños tratando de relajar las manos, a causa del entrenamiento de ese día.
