Re: [Trama] Explorando Kazhad-dum

Kokoro Hyuga, de Kirigakure... y Tetsuya Lieske, de Iwagakure. Al parecer, en estas tierras lejanas nos encontrábamos ninjas de villas distintas. Una leve sonrisa se formó en mi cara al escuchar la presentación de Kokoro, y lo miré con mi ojo derecho de color claro que se caracterizaba entre los de nuestro clan: el clan Hyuga. En ese momento, volvió a aparecer en mí el sentido del deber y las obligaciones que tenía como miembro de la rama primaria del clan, y me pregunté de qué rama sería Kokoro. Sin embargo, fuese de la rama que fuese, debería saber que no había sido un acierto decir su nombre completo ante desconocidos, aunque se lo reconociera por los ojos. Así, me dirigí hacia él en un susurro y dije mi nombre completo.-Vaya... así que tenemos un Hyuga más aquí... un Hyuga como yo. Perfecto. Espero que no tengas ninguna herida en la frente, compañero.-Mis palabras resultaban extrañas... sin embargo, estaba hablando en clave para que sólo él pudiera comprenderme. Si había entendido lo que yo había dicho, adivinaría que me refería al sello que tenían los miembros de la rama secundaria. Un sello que los convertía en "inferiores" y que anularía su doujutsu una vez que éstos murieran, para proteger los secretos del clan. Quería asegurarme de la rama a la que pertenecía Kokoro. Por supuesto, también esperaba una respuesta en clave.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos porque de repente, Aria, el niño al cual había interrogado, estaba bloqueando el paso a Nagato, mi compañero de viaje, cuya intención era la de entrar en el templo donde se encontraba Shiu. Puse mi mano derecha en un hombro de Nagato para tranquilizarlo y detenerle el paso, y rápidamente, Aria prestó atención a Lieske, el cual, parecía herido. Aria vertió sobre su herida el contenido líquido de un pequeño frasco de cristal, cicatrizándola de forma efectiva y rápidamente. Por fin, volvió a dirigirse hacia mí y empezó a hablar, aunque por desgracia, no me estaba respondiendo a mis preguntas.

Al parecer, Aria nos había contado una historia en forma de poema que resumía la historia de Kazhad-dum, pero que contenía unas palabras ocultas. Cuando terminó de hablar, me quedé en silencio durante unos cuantos segundos, perdido en mis pensamientos y analizando meticulosamente las palabras que el chico había mencionado.-"Hechiceros y demonios"... a juzgar por la forma que nos había llamado antes, estoy seguro de que se refiere a los ninjas antiguos, probablemente, a los Senju, a los Uchiha, y a los demás clanes. "Los dioses mandaron una criatura bendita que podía utilizar los 5 elementos de chakra". "La criatura acabó con los magos". "Un hechicero de ojos malditos acompañado de otro que podía crear plantas". "Los dos hechiceros lograron domar a la criatura y encerrarla en un glaciar, y ahora la quieren liberar".-Mis pensamientos se sucedían uno tras otro mientras repetía en mi mente la historia que había contado Aria y lo más importante. Sin ninguna duda, tenía algunas teorías en mi mente, y algunas eran completamente seguras: la historia contaba la creación de Kazhad-dum, en la época donde dominaban el mundo los Uchiha y los Senju. Si mis pensamientos no fallaban... la criatura que enviaron los "dioses", no era otra que el Biju de 5 colas, el Gobi. Según las historias antiguas, el Gobi era el único Biju capaz de utilizar los 5 elementos de chakra, y coincidía con las palabras de Aria. Al parecer, el Biju había estado ayudando a los habitantes de Kazhad-dum y se deshizo de unos cuantos ninjas... sin ninguna duda, era un gran aliado en la guerra. Sin embargo, un Uchiha y un Senju, a saber, aliados, habían dominado al Gobi y lo habían encerrado en un glaciar. Ahora los habitantes de Kazhad-dum lo querían liberar de su prisión, pero... todavía no podían hacerlo: no debían.

No sabía el tiempo que había pasado: tal vez unos segundos, o a lo mejor minutos. El caso era que mi cuerpo se había bloqueado durante ese momento, pero no mi mente... mi mente había estado trabajando perfectamente y había llegado a esa conclusión. Como nada era seguro, no era aconsejable hablar del Gobi delante de mis compañeros de aventuras. De ser así, si era liberado, podría provocar el pánico, y además, si se enteraban miembros de otras villas, habría una guerra por conseguir el Biju, y no estaba dispuesto a provocar una guerra, no... prefería callarme y mantenerlo en silencio, y si se daba la ocasión, atribuirlo a Konoha, y no a otra villa. Así, por fin, volví a mirar a Aria y a hablarlo de nuevo.-Aria... necesitaría tener una conversación con la persona más sabia y más anciana de Kazhad-dum. Antes, la señorita Shiu ha sido acompañada por un anciano que se ha quedado en el tercer piso de la ciudad, tal vez lo conozcas y sea él la persona que pueda ayudarme. Si puedes, llévame con él, o con la persona adecuada, por favor.-Iba a preguntarle por la forma de la criatura, pero a lo mejor un niño tan pequeño no sabía cómo era, y por eso quería dirigirme a la persona más sabia y anciana de la ciudad. Por otra parte, también había pensado en obligarlo, ya que tenía el derecho al haber salvado a Shiu de esos gigantes, pero entonces estaría cometiendo dos errores: Nagato también querría venir conmigo y eso implicaría a Kirigakure, y... al fin y al cabo, era Shiu la que me había salvado a mí. Por último, miré a los ninjas que se encontraban con Aria y conmigo.-Perdonadme... pero acabo de recordar una cosa y necesito buscar información.-Al terminar mis palabras, mostré una sonrisa, llevándome una mano a la parte trasera de mi cabeza. El ambiente se podría haber vuelto un poco tenso y a lo mejor una sonrisa apaciguaba las cosas y evitaba cualquier conflicto.