La aparente tranquilidad del lugar se había roto tras la entrada forzada de aquel chico conocido - por desgracia- de Sai. Otro shinobi de Kiri hacia acto de presencia en aquellos aposentos diseñados para la distracción y el disfrute. Por un momento los aldeanos en las cercanías a la entrada lucían extrañados, pronto la actitud correría por el resto de las personas tras ver a Nagato levantarse con un ánimo algo volátil, encendido por el efecto de su bebida.

Dos ninjas ebrios repercutiendo sus palabras entre sí, no era para nada una buena idea, sin duda habría una pelea, en ese estado cualquier comentario sería mal interpretado.

Vaya vaya... Aqui como que se prenderá una pelea y yo estoy en primera fila. Estos dos nunca se han llevado muy bien que digamos.. - Señala en voz apenas perceptible el de pelicastaño de Kiri mientras da un sorbo a su bebida.

(Y yo que solo vine a relajarme. Estos dos van a dejar en ridiculo el renombre de los ninjas de la niebla si siguen así...) - Pensaba con insistencia.

El tiempo pasaba y pronto se armariá un lio en aquel local., quizás hasta llamen a la policía para que calme a aquellos locos shinobis, pero después de todo el show debe continuar, la música no se detendría... El trago de Sai ya estaba por llegar a su término, pues tan solo daba los ultimos sorbos para luego tomar su mochila y levantarse del asiento, buscando la forma de salir sin involucrarse en el alboroto.

Al aproximarse a la puerta la empuja con ambas manos, dejando que la brisa fría de la noche se pasee un poco por el interior del lugar. Ya es hora de regresar a casa.. - Señala, mientras sale hacia la vereda dejando atrás aquel encuentro shinobi, lo que le esperaba más adelante seguro era un tanto incierto.