Re: [Torneo Revolution] !La gran final de todo!.... joder que fue largo el torneo

Estaba intentando desesperadamente librarme de aquel duro oponente que me estaba inmovilizando y me impedía realizar movimiento alguno. Además, estaba esquivando y resistiendo todos mis golpes, por lo que no me soltaría hasta que su turno no finalizara. Por suerte, Ichigo, mi mánager y ayudante, estaba ocupándose de Sai en mi lugar, por lo que no haría falta mi intervención. Por fin, Ichigo consiguió golpear el diminuto cuerpo del Uchiha y así tirarlo al suelo. Nada más retirarse Ichigo, pude notar como la fuerza que me estaba presionando estaba aflojando hasta el punto de dejarme completamente libre y suelto. Finalmente, el turno de Goku había finalizado y eso sólo significaba una cosa: comenzaba la siguiente fase del combate.

Acto seguido, la luz se apagó de nuevo y volvió a encenderse, dando lugar al nuevo escenario donde se iba a realizar esta fase del combate. Era un buen sitio: parecíamos estar en una especie de isla con forma de media luna, en la cual, había un gran edificio en forma de torre y una plataforma. Estábamos rodeados por agua en la cual se encontraban unos cuantos barcos de tamaño considerable. Sai y yo nos encontrábamos en esta plataforma situada a unos metros del suelo. Todavía conservábamos nuestros poderes, pero por poco tiempo, ya que en seguida, ambos recibimos las respectivas descargas que nos dotaron de las nuevas habilidades... u objetos en este caso.

En esta ocasión, Sai había sido más afoturnado, ya que él poseía una katana mientras que mis manos estaban atadas con unas esposas de un duro material que no podría romper.-Esto se acaba aquí.-Mis pensamientos comenzaban a fluir en mi mente de una forma como si estuviese hablando conmigo mismo o con una persona invisible, aunque en realidad no estaba pronunciando ninguna palabra. Por un momento, volví a mirar a los mánagers... yo ya había usado mis dos regalos y a Sai todavía le quedaba uno: Mugiwara D. Luffy, el poderoso pirata con la habilidad de estirar todo su cuerpo completamente como si estuviese hecho de goma. Tenía una habilidad interesante, y teniendo en cuenta mi desventaja... sería un verdadero problema y una molestia enfrentarme a él. Mi mirada siguió revisando el lugar, para esta vez fijarme en los árbitros, los cuales, estaban completamente pendientes de todos los movimientos que realizábamos Sai y yo, y esperando a que terminase el combate para decidir al ganador. De nuevo, mi mirada siguió avanzando más allá hasta fijarme en el público... un público que gritaba de forma exagerada y esperaba ansioso un ganador del torneo.-Ha sido un verdadero placer pelear contigo, Sai Uchiha.-Susurré en voz baja a mi oponente moviendo levemente los labios para que sólo él pudiera enterarse de mis palabras. Estaba en clara desventaja. A falta de dos turnos, y teniendo en cuenta que en este turno yo tenía unas esposas y no podría hacer mucho contra un ninja que poseía una katana, y además, Sai todavía podía pedir su regalo y rematarme si así lo quisiera. No hacía falta seguir luchando y estaba claro que no me podía arriesgar a ver cual sería mi última habilidad, ya que podía perder algún miembro con esa katana que sostenía Sai con sus manos. No... desde luego, no estaba dispuesto a arriesgarme hasta el punto de recibir un corte tan fuerte como para arrepentirme por el resto de mi vida. Todavía tenía muchas aventuras que vivir y estaba claro que iba a necesitar el 100% de mi cuerpo. Además, teniendo en cuenta el escenario en el cual nos encontrábamos Sai y yo, estaba claro que sería un buen lugar donde reconocer mi derrota. El simple hecho de haber llegado a la final del torneo me había convertido en un shinobi importante... y ya que había conseguido llegar más lejos que mis dos compañeros Uchiha de Konoha, no necesitaba demostrar nada más: lo había dado todo en el torneo y en este combate y no estaba arrepentido de mi decisión. Quedar 2º en un torneo de clase mundial me convertía en un buen shinobi y en la futura promesa de mi villa: Konohagakure. Sin pensarlo más veces, mostré por última vez una leve sonrisa, y... alzando mis dos manos con la intención de levantar sólo una, pero no podía, ya que estaban esposadas, pronuncié las palabras que daban fin al combate.-Me retiro, abandono...-Eso no sería suficiente... si de verdad me quería rendir tenía que decir claramente las palabras "me rindo", y reconocerlo no me haría un cobarde, sino alguien valiente por asumir mi propia derrota. Por fin, pronuncié las palabras correctas mientras bajaba mis manos.-Me rindo.-Pude escuchar el silencio del público durante unos segundos... cerré mis ojos sin pensar en lo que iba a pasar ahora, y... todavía de pie, esperé a que el combate terminase.